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martes, 2 de octubre de 2007

Palabras de un Viejo


Palabras de un viejo.


Ese día llegaba yo muy agitada a mi casa, con la mente aun turbia por las cuestiones de la oficina.

El ómnibus demoró más que de costumbre en pasar y para colmo venia lleno.

Decidí detenerme en la cafetería que esta a una cuadra de mi casa a tomar un cortado y

liberarme así, de los problemas. No quise que papá se diera cuenta de que había

tenido un mal día en el trabajo.

Llovía de una manera atípica para esta época del año, yo no había salido preparada para

la empapadura que me agarré.

Ya me deleitaba pensando en la ducha caliente y el plato de sopa que el viejo me tendría

preparado. Toqué timbre, como siempre hacia antes de abrir con mi llave.

Era como una contraseña que teníamos, no se con que fin.

Dejé mi saco mojado colgado en una silla y fui derecho a la ducha, a la vez que le daba

las buenas noches a papa en voz bien fuerte para que me escuchara, ya que tenía la tele a un

volumen alto.

No sentí su respuesta, por lo que me acerque a su dormitorio y ahí lo vi. Durmiendo

profunda y plácidamente, con un gesto extraño en su cara, casi diría de satisfacción.

Tranquila me duché y tomé ese exquisito plato de sopa de verduras que solo el sabe hacer.

Debo confesar que de chica, aborrecía las verduras y luchaba por zafar de ellas a toda

costa, pero las razones de la vida, hicieron que me diera cuenta de que lo mejor de ese

caldo con verdes pastos flotando, era el amor que encerraba su preparación y el

bienestar que me daba ese placebo familiar.

Mi padre siempre fue el clásico hombre duro, jefe de hogar de decisión firme y, aunque

a veces errada, nunca discutida.

A veces chocaba su personalidad utópica para los días que corren, con la mía de

madre soltera e independiente.

Fui a despertarlo para conversarle un rato, y me llamo la atención una carta escrita en un

cuaderno, al costado de su cama, sobre la mesa de luz, junto a un barco de papel.

Como haciendo un arte, decidí no despertarlo y en silencio me puse a leer.

"“-Si los pequeños barcos de papel que solíamos dejar correr por los caudalosos mares

que se formaban los días de tormenta al costado del cordón de la vereda de la casa,

flotaran por siempre…ni gracia hubiera tenido haberlos botado.

Y así es, como desde siempre, nos alimenta lo efímero. Lo efímero, no lucha más allá de

su naturaleza, por permanecer.

Las cosas son un día, pero es normal que otro día no estén más.

Nunca pensé que yo también era parte de esta realidad natural. Jamás se me pasó por la

cabeza, que un día iba a contar los años que me quedaban, con la certeza absoluta, de

que no serian mas que los arrugados nueve dedos completos que aun podía contar en mi mano.

Alguien nos hizo, moribundos al nacer. Destinados.

He ganado muchas cosas, pero, voy a perder tantas, que me cuesta trabajo asumirlo.

Ahora, me veo sentado en mi sillón “preferido”.

Ese que me compraste, el más cómodo, el que me lleno de escaras el trasero.

Tu jactándote de que ese sillón es eterno, solo por el hecho de que ha durado 30 años

soportando mi peso sobre el.

¿Que seré yo entonces? ¿Sabes el peso que llevo y lo “eterno” que me siento?

Te darás cuenta que aun soy conciente, que entiendo tus palabras y que no tienes

necesidad de hablarme como a un niño.

¿Por que de todas maneras te sale así?

Supongo que será por lo mismo que a mi me salía, cuando tu me mirabas con ojos

maravillados, como si vieras a un súper-héroe de las tiras cómicas.

¿Sabrás que yo tuve sexo con tu madre, para concebirte?

¿Sabrás también que lo volvería a tener, si no fuera porque ya no tengo ganas, o no

puedo tenerlas, aparte de que ya no esta tu madre entre nosotros como para intentarlo siquiera?

Estoy cansado, y aún ni siquiera terminé de levantarme.

Mi voz ya está muy suave para mi gusto, quisiera gritar.

Mi porte ya no es imperativo y convincente y mi aspecto ya no es galante.

Mi presencia ya no es digna de atención, más que la que me brindan para sentarme o acostarme.

Ya nadie me pide, sentada en mi falda, que le corte la carne con mi filoso cuchillo, ese

mismo que ahora se haya herrumbrado al fondo de un cajón.

Si supieras lo fácil que era, y lo maravilloso que resultaba tu necesidad de mí.

Hoy noto que el destino me lleva a estar cada vez mas ausente, como preparando algo, que ni yo

se que es.

Es por eso que me decidí a hacer un alto en la degradación, y por lo menos por unas

horas, agudizar mi conciencia y dejarte en claro, de que se trata esto de ser viejo.

En esta carta, espero que se conjuguen los últimos vestigios de conciencia y de vigilia,

que puede darte quien más te quiere. Según el.

-. Estoy viejo, solamente porque no lo puedo evitar.

-Tengo muchas cosas lindas en que pensar... cosas lindas que, si no son tú..... me aburren.

Pensé en cuando podía hacer un montón de cosas que me gustaban, y me sentía feliz de

hacerlas, pero pasa que si piensas mucho en eso, pronto la alegría se transforma en

intenso dolor por no poder hacerlas más. Por eso a veces gruño, por nada.

Ser viejo. . Un día me despierto, y noto que ya no duermo con mi esposa, mi amiga, mi

compañera, como hace 57 años lo venia haciendo.

Noto sin embargo, que mi dormitorio esta arreglado al gusto de ella, que es tu gusto también.

Me incorporo en la cama, pero tardo cerca de un minuto en hacerlo. ¿Por que?

No lo se, me da miedo hacerlo abruptamente, aparte, con lo largo que es el día, tampoco tengo

apuro en levantarme.

Desgrano mi soledad, contando las mil y una veces en que tendría ganas de no levantarme más.

No es un masoquismo caprichoso por poner fin a una existencia tranquila, es ansiedad

por que pase lo que tiene que pasar……que pase de una buena vez.

Definitivamente, es miedo.


Así como los barcos de papel, se van a diluir en el agua, yo me quiero diluir en el

recuerdo de mis seres queridos, si fuera por mi, el día de ayer.

Es difícil extender al tiempo en estas condiciones.

Para ti, veinte años es casi toda tu vida….para mi es ayer… El pasado para mi es algo

más lejano, algo más radical.

¿Cuando ya no puedes planear las cosas a futuro, que queda? ¿Pensaste alguna vez eso?

Yo ya no pienso en mañana, porque no se si voy a poder participar de el.

Tampoco pienso en el presente, no me gusta lo que veo en el espejo, ni en la tele…no me gusta.

Antes yo no tenía tele...y se me escapaban muchas cosas que, en realidad hoy quisiera

que se escaparan. Quisiera haber podido cambiarte el mundo y convertirlo en un lugar más

digno de ti.

Me queda el pasado, pero claro, siempre pienso que pudo ser mejor.

Cuantas cosas me quedaron por hacer, cuanto mas te podría haber dado, a cuantos les

podría haber dado mas y mejor.

A pesar de todo eso, yo fui lo que fui y se que tu vas a tomar de eso, lo mejor.

Ojo…no estoy desconforme, solo que me gustaría tener una segunda oportunidad para aplicar lo

aprendido.

Y pasa que no estoy a tiempo…..tampoco tengo fuerzas.

Se que tu lo vas a hacer....porque así funciona todo. Y eso me hace feliz.

Cuando yo partía, en esos viejos y maltrechos barcos de pesca, permaneciendo mar

adentro meses buscando el sustento y un buen pasar para ustedes, se que lo cambiaría

infinitamente por subirte a mis hombros y salir corriendo como un loco por la calle,

cantando la canción de moda que mas te guste, o sonando una sirena imaginaria que

nos abriera paso entre la gente.

Las veces que quise explicarte cosas sobre tu crecimiento y educación, y lo que me salio

fue un rezongo, sabes, las cambiaría por un baile abrazados junto con tu madre, los tres,

en el patio de la casa bajo las uvas del parral, gastando las baldosas.

Hoy miraría con orgullo las marcas que hubiéramos dejado en las mismas, nunca las cambiaria.

Le quede debiendo muchos, demasiados bailes a la vieja rezongona de tu madre y a ti otros

tantos.

¿Recuerdas cuando discutía con ella?

¿Sabes como le callaría las palabras con un beso?

Y si cuando apartase mis labios, continuara sin entender mis fines de paz, la seguiría

besando hasta que se me ampollaran los labios.

Y cuando por fin estuviera en silencio y se le fueran las marcas de frente fruncida, creo

que no haría otra cosa más que besarla nuevamente.

No me olvido esas fiestas, en que les pediste encarecidamente a los reyes magos, que

por favor te trajeran aquella muñeca que, hasta más grande que tú era y sin dudas más

grande que mí bolsillo, esa que nunca vino.

Hoy se que si juntaba una moneda por un solo pucho menos al día durante todo el año,

hubiera convencido a los reyes de que te trajeran, no una, sino tres o cuatro de esas.

Cosas al azar que se me van ocurriendo, y me doy cuenta de que podrían ser tantas, como las

vividas.

Ya descubrí que quizás no hay más allá. Lo se hace mucho tiempo. Ya me di cuenta que

la fe, es para los que se quedan, para vivir sin remordimientos por los que se van.

Te digo que eso asusta otro poco y la vez me tranquiliza, porque hoy, sin más allá, tú, ya tienes

un lugar a mi

costado, en mi propia visión de la eternidad.

Con todo esto, no pretendo generarte lastima sino obtener tú incondicional perdón.

Pagué caro el curso de padres, pero falté a muchas clases.

Quiero que sepas que la edad ha destruido muchas cosas en mí, pero aun no ha podido

con mi sentido de la realidad y que aunque a veces no me salgan bien las palabras, si las pienso y

siento...

Me parece que me levante muy rápido hoy, todo me da vueltas en la cabeza.

Te pido algo, si mi senil destino se hace presente en muy poco tiempo, dile a quien se

encargue de tratar de curarme de la vejez, que ella se vive como llega, que no me la

duerman y que no la alarguen más de lo que sea natural.

Ese, ya no voy a ser yo.


Te ama, tu viejo. - ""


Me seque las lágrimas que sin querer se me escurrían por la cara y lo mire con dulzura.

En ese momento supe que el ya no despertaría mas, pero con sus artes de viejo, logró no

dejarme nada en el tintero.


Y nos quedamos en paz.


Rodi.

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